"VIDA"
de Javier Aranda
en el Teatro del Mercado de Zaragoza
Vida es un espectáculo de títeres para adultos, pero pienso llevar a mi hijo cuando repita (Jueves, 12 de Julio en Centro Joaquín Roncal Cai-Asc a las 21 h.), porque es para no cerrar la boca durante toda la función, igual que le ocurre a un niño cuando ve algo que le maravilla y asombra.
Javier Aranda crea una historia trabajada y contada a través de su voz, su cara, sus brazos, ¡hasta sus rodillas! y por supuesto, sus manos, de una manera magistral. El sencillo atrezzo, poco más que una canastilla y un globo, las canciones de "toda una vida" y las luces, transforman todo el conjunto de la narración (nacimiento, madurez, vejez y muerte de los protagonistas), en una obra divertida, entrañable y poética.
Estupendos los guiños a la falta de cultura teatral, al teatro fácil y a la imposibilidad de realizar teatro interesante e imprescindible sin ayudas económicas.
La interacción con sus títeres es sencillamente magnífica. Extraordinarios el amor y la complicidad entre el titiritero y sus títeres.
Lo escribo muchas veces y lo reitero:
No son imprescindibles grandes producciones, actores consagrados, textos premiados, ni directores de renombre para salir del teatro con la emoción inundándote el cuerpo. Basta con hacer las cosas con mimo, cariño, pasión, y saber transmitirlo para que llegue al corazón del quien lo observa.
¡ UN TRABAJO SOBERBIO !
Javier Aranda crea una historia trabajada y contada a través de su voz, su cara, sus brazos, ¡hasta sus rodillas! y por supuesto, sus manos, de una manera magistral. El sencillo atrezzo, poco más que una canastilla y un globo, las canciones de "toda una vida" y las luces, transforman todo el conjunto de la narración (nacimiento, madurez, vejez y muerte de los protagonistas), en una obra divertida, entrañable y poética.
Estupendos los guiños a la falta de cultura teatral, al teatro fácil y a la imposibilidad de realizar teatro interesante e imprescindible sin ayudas económicas.
La interacción con sus títeres es sencillamente magnífica. Extraordinarios el amor y la complicidad entre el titiritero y sus títeres.
Lo escribo muchas veces y lo reitero:
No son imprescindibles grandes producciones, actores consagrados, textos premiados, ni directores de renombre para salir del teatro con la emoción inundándote el cuerpo. Basta con hacer las cosas con mimo, cariño, pasión, y saber transmitirlo para que llegue al corazón del quien lo observa.
¡ UN TRABAJO SOBERBIO !