Huele en ésta noche de julio a siglo XVII...
Italia entre juegos de oscuros y sombras.
Versos de almíbar en voces profundas.
Una sirena canta y un corazón desborda.
Amor imposible, amargura honda.
Miradas astutas que desenmascaran.
El sentido pierden, en el deseo bailan.
Bajada al infierno, el castigo acecha.
La venganza ejecuta, el honor ordena.
Y ya presa de amor me encuentro,
porque no encuentro otra forma
de encontrarme de nuevo.
Tu muerte es la mía y contigo muero.
Sin dejar de sentirte, sin dejar de pensarte,
con tus palabras de azúcar en mi boca
y mi pecho lleno de ternura y caricias.