06 febrero 2017

EL PLAN


EL PLAN

Escrito y dirigido por Ignasi Vidal

Mejor obra Premios Godoff 2015




Descubrí a Ignasi Vidal hace algo más de un año en el Teatro del Mercado, representando "El cabaret de los hombres perdidos". Aquella fue una tarde de teatro excepcional. El dominio del escenario de Ignasi fue desbordante. Desde entonces sigo su trabajo.

Hoy he vuelto al Teatro del Mercado para ver "El plan", escrita y dirigida por él. Recorrí no pocas librerías por toda Zaragoza hasta encontrar el texto, editado en 2013 por Bartleby. Lo leí y me gustó. Es ágil, inteligente, real, divertido y con un final impactante. Casualidades de la vida, a los pocos días supe que iba a poder disfrutarlo. Y así lo he hecho. 

De nuevo ha sido teatro excepcional. El texto me gustó, pero es mejor verlo que leerlo porque la verdad con que los actores lo interpretan es de diez. Chema del Barco, Javier Navares y Manuel Baqueiro se meten en la piel de tres amigos que se conocen desde hace muchos años. Y lo hacen de una manera tan honesta que te los crees desde el primer segundo. Los tres están sin trabajo, no atraviesan un buen momento. La mañana en la que transcurren los hechos no parece tener nada especial. Hasta que poco a poco, comiendo pipas, bebiendo cerveza y fumando, esperando una grúa y un amigo que los recoja, van apareciendo sus miedos y miserias. Todo ello con un humor constante que no cansa y un ritmo trepidante en los diálogos. Sin música ni cambios en la iluminación o en la escenografía, ni falta que hace. Toda la acción la desarrollan los tres "animales escénicos" y el texto. El desenlace, el momento en el que el teatro enmudece por el drama que golpea la estancia sin avisar y que no tiene vuelta atrás es estremecedor. La reflexión sobre la desesperación y lo inestable de la mente humana está servida. Porque para eso leemos y vamos al teatro, para pensar. 

Un trabajo intachable de dirección e interpretación. 









05 febrero 2017

TODO EL TIEMPO DEL MUNDO


TODO EL TIEMPO DEL MUNDO

Escrito y dirigido por Pablo Messiez



"Aprender a mirar"
"Amar es detenerse"

Acabo de ver Todo el tiempo del mundo, en el Teatro Principal de Zaragoza. La mayoría de las veces que voy al teatro escribo al día siguiente, a los pocos días, otras ni siquiera lo hago (pocas, muy pocas). Esta vez escribo antes de acostarme. El poso dejado por el texto de Messiez me obliga.

Para comenzar, he de confesar que no me había parado a pensar en el porqué del título. Ahora lo entiendo.

El Sr. Flores (Iñigo Rodriguez-Claro) regenta una zapatería de señoras ayudado por su dependienta Nené (María Morales). Una noche comienza a recibir visitas de personas que le irán contando momentos de su pasado que él parece no recordar. Momentos que se mezclarán con el presente y el futuro. Visita tras visita, Flores descubrirá la verdad de su vida, el poco tiempo dedicado a la gente que le amó, le ama y le amará. 

Todo el tiempo del mundo habla de eso. De la necesidad de amar. Amar deteniéndose en la persona amada para poder amar bien. La opción "me voy" no es la correcta cuando hay muchas más opciones. Hay que quedarse. Aprender a mirar y así poder ver que se ha hecho, que se quiere hacer. 

Una vez más la obra ha comenzado antes de que las luces del teatro se apagaran. Los actores sobre el escenario mientras los últimos rezagados ocupan sus butacas. En ocasiones es algo que me desubica pero no ha sido así esta vez. Cuando la acción comienza en la zapatería, el sitio y los personajes ya se han convertido en algo familiar. Mención especial en la escenografía y sonido para esa pequeña campanilla colgada a la entrada que suena cada vez que alguien entra o sale.

La música juega un papel mínimo. En su lugar los silencios, las pausas para parar y pensar, gestionados a la perfección por los actores. 

La iluminación diferencia los tiempos. Permanece tenue mientras la zapatería está cerrada e ilumina por completo la estancia cuando está abierta. Se convierte en protagonista cuando un haz de luz se concentra sobre Flores en su última reflexión sobre el tiempo perdido. El haz va haciéndose poco a poco más pequeño y eso aumenta la emoción de las palabras y crea un nudo en la garganta.

El final está lleno de belleza y verdad. Pocos besos he visto en teatro tan bien dados. Los zapatos lanzan el mensaje. No desperdicies tu tiempo o estas muerto, porque desaparecerás.

Texto maravilloso que nos obliga a pensar porque no tenemos todo el tiempo del mundo para lo más importante en nuestras vidas. Bálsamo para corazones valientes que quieren aprender a amar "aunque la vida tiemble".