27 octubre 2018

YERMA



YERMA

de Federico García Lorca

Dirección: Josean Mateos
Reparto: Irene Joven, Ignacio Otín, Alberto Santos, Isamar Casallas y Marina Campomanes




Ayer pude deleitarme con un Lorca. Sí, soy Lorquiana hasta la médula, y eso hace que en cuanto hay una de sus obras programada en cualquier sitio, si puedo, vaya a verla. Esta vez no se trataba de una gran producción, sino de un montaje creado por un director nobel, con un elenco joven y unos medios limitados. Esto, que a priori puede dar lugar a dudas del resultado de la representación, se convierte en el punto fuerte de la misma, porque lo visto es puro teatro, creado, trabajado y representado con la dignidad que merece para ser visto y disfrutado. 

Irene Joven da vida de forma excelente a una Yerma pelirroja, con pantalones y tacones. Una mujer del ayer y del hoy. Al comienzo paciente, en algunos momentos dulce. Fiel a su marido,  a pesar de sentirse atraída por otro. Resignada al humilde destino que se le ha marcado cuyo único fin y deseo es poder procrear. Con el tiempo en su contra, ante la tardanza de la llegada de los hijos, se torna en una mujer desazonada por el rumbo de su vida. Reprocha a su marido su falta de interés, su incomprensión, el poco tiempo junto a ella. La tragedia sobreviene y ya nada merece la pena. Yerma se contiene, se desgarra y se enfurece de manera extraordinaria.

Todo el elenco que la acompaña se convierten en imprescindibles para que así sea. Personajes definidos que dan un resultado homogéneo de diez. 

Apenas escenografía, una iluminación y sonido elaborados. Cantos tristes, nanas bellas, sonido de campanas, agua corriendo y sangre derramada. El guiño de los símbolismos de Lorca está presente durante toda la función, es un goce en los momentos precisos. 

Las palabras de Lorca siempre son enormemente bellas. Sentimiento, sensibilidad y tragedia a partes iguales. Contarlo con la honestidad que merece no es sencillo, y si se consigue, uno sale enormemente agradecido con todas aquellas personas que se dedican a hacerlo posible.

Un trabajo de dirección e interpretación impecable. Quiero creer que es esperanzador el buen hacer de personas que se mueven por "amor al arte", en este caso al teatro. Que dependen del dinero que ellos mismos o su productor puedan o estén dispuestos a gastar para sufragar los gastos de una producción de calidad, pero sin apenas respaldo. Intentando ganarse la vida de forma seria, creando. Ojalá sea un aprendizaje continuo, un viaje emocionante que algún día llegue a ser valorado de la forma que se merece, como cualquier otra profesión. Ojalá mientras, sigan creando cosas maravillosas como esta Yerma que es el resultado de un engranaje fabricado con esmero. Y los que se lo pierden, sean conscientes de que emocionarse, reflexionar y compartir en un patio de butacas, ante funciones tan bonitas, no tiene precio.





02 septiembre 2018



TODO TIENE UN PRECIO

Pasión por llorar,
Fotografía de Instagram de dnf.n
por reír,
por sentir,
por vivir.

Porque vivir sin sentir, 
no es vivir.
Por eso adoro el oscuro,
porque me transporta lejos,
me hace olvidar,
me ahoga y al mismo tiempo
me deja respirar.
                                                                                
Me concede historias,
viajes, sueños,
espejos de empatía,
bofetadas de realidad.


Pero todo tiene un precio
y al dejar el patio
la luz de la calle me ciega
y vuelvo a la realidad.

Y entonces es cuando sin presupuesto,
produzco mi propia obra teatral.


Para leer más textos míos visita http://quienogustequenolea.blogspot.com/

REGLAS, USOS Y COSTUMBRES EN LA SOCIEDAD MODERNA



REGLAS, USOS Y COSTUMBRES EN LA SOCIEDAD MODERNA

Intérprete: Cristina Yáñez
Dirección: Aitana Galán
Autor: Jean-Luc Lagarce



Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna nos pasea por todos los trámites y ceremonias que socialmente marcan diferentes etapas de la vida. Desde la inscripción en el Registro al nacer hasta el Parte de Defunción al morir. Desde el bautizo hasta el funeral. Pasando por comuniones, pedidas de mano y bodas que más parecen un buen contrato que el resultado del amor. También bodas de plata e incluso de oro que "se celebran al cumplir 25 o 50 años de feliz matrimonio respectivamente. Independientemente de que se haya sido feliz o no, se celebran". Normas y costumbres que a día de hoy, en muchas ocasiones, ya no son de uso cotidiano y nos provocan cuando menos una sonrisa de ironía. Al mismo tiempo que sirven de crítica a las formas correctas de hacer ciertas cosas, no por convencimiento propio, sino porque la sociedad así lo impone. 

Cristina Yáñez nos narra todos estos acontecimientos de manera exquisita. Su voz, su expresión, su movimiento llenan el escenario. La estupenda escenografía que la acompaña durante todo el viaje es ... (no la voy a desvelar, vayan a verlo), el atrezzo usado y los cambios de vestuario marcan un ritmo que no decae en ningún momento de la función. Sumando la excelente iluminación y espacio sonoro, la obra se convierte en un lienzo que poco a poco va aumentando en matices hasta convertirse en un precioso cuadro. 

A destacar como espectadora la privilegiada memoria de la actriz (un monólogo a ritmo vertiginoso, con pocas palabras sencillas y una estructura compleja) y el vestuario que poco a poco, pieza a pieza, va cambiando,  porque van desapareciendo capas de prendas hasta llegar al luto final, precioso conjunto que me recordó al  de un "Hamlet" que vi hace tiempo.

Una obra con la que merece la pena deleitarse. Aún tienen tiempo para hacerlo, en el Teatro de la Estación, dentro de la programación del Festival Zgz Escena, viernes 14 y sábado 15 de Septiembre, a las 19:00 horas. ¡No se la pierdan!



03 julio 2018




Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián ( 3 de julio de 2015)


De Zaragoza a Donosti para poder disfrutar por segunda vez de "EL INTÉRPRETE". Lo tuve muy claro después de verlo en el Teatro Principal de Zaragoza... había que repetir.

Más de tres horas de autobús con la buena compañía de mi hijo mayor. Hostal, hamburguesa rápida (había que comer algo a las 16:30 de la tarde), paseo, mar... y al teatro.

Suerte o casualidad encontrar en la puerta al Señor Tao Gutierrez que amablemente hizo llegar una foto a Asier para que la firmara y poder así recompensar a mi hijo pequeño que, disgustado, había quedado en Zaragoza.

Y ya dentro del precioso Teatro Victoria Eugenia, ansiosa porque llegara el oscuro y se encendiera la cerilla con la que la catarsis comienza.

La primera vez fue brutal. Realmente no sabía lo que iba a ver, así que las emociones tan bestias que produjo en mí, además de coincidir con una etapa difícil de mi vida y el primer aniversario de la muerte de mi padre, dejaron una huella que a día de hoy continúa.

Esta segunda vez ya sabía lo que estaba por acontecer. Intenté que no se me escapara ni el más mínimo detalle. Desde ver la sombra de Asier al salir a escena, (tuve el privilegio de estar en fila 4), hasta sentir como clavaba sus ojos en los míos al verme cantar "Piel de actor", con guiño posterior incluido. Para entonces ya preveía que bailaría la coreografía de "Tú te me dejas querer", me emocionaría con "Luz de luna", lloraría con "I´ll never fall in love again", me sacudiría con "Psychokiller" y babearía con "Volver" y "Bilbao song". Todos los sentidos puestos en la caja negra, y el alma también.

Lo que quedó, además de una gloriosa tarde de teatro, fue una gran admiración por éste artista, bestia escénica no sólo por su enorme talento, sino por saber transmitirlo y contagiarlo. Salí del teatro queriéndome más, sintiéndome feliz, capaz de afrontarlo todo y lo más hermoso... ¡LIBRE!
Cuerpo y mente impregnadas de positivismo, energía y amor.  

¡GRACIAS!

Esperando impaciente su nuevo proyecto musical: "MASTODONTE", para temblar de nuevo en plena catarsis, la que ofrece Asier Etxeandía cada vez que se sube a un escenario. 





18 junio 2018

VIDA



"VIDA"

de Javier Aranda 

en el Teatro del Mercado de Zaragoza





Vida es un espectáculo de títeres para adultos, pero pienso llevar a mi hijo cuando repita (Jueves, 12 de Julio en Centro Joaquín Roncal Cai-Asc a las 21 h.), porque es para no cerrar la boca durante toda la función, igual que le ocurre a un niño cuando ve algo que le maravilla y asombra.

Javier Aranda crea una historia trabajada y contada a través de su voz, su cara, sus brazos, ¡hasta sus rodillas! y por supuesto, sus manos, de una manera magistral. El sencillo atrezzo, poco más que una canastilla y un globo,  las canciones de "toda una vida" y las luces, transforman todo el conjunto de la  narración (nacimiento, madurez, vejez y muerte de los protagonistas), en una obra divertida, entrañable y poética.


Estupendos los guiños a la falta de cultura teatral, al teatro fácil y a la imposibilidad de realizar teatro interesante e imprescindible sin ayudas económicas. 


La interacción con sus títeres es sencillamente magnífica. Extraordinarios el amor y la complicidad entre el titiritero y sus títeres. 


Lo escribo muchas veces y lo reitero: 

No son imprescindibles grandes producciones, actores consagrados, textos premiados, ni directores de renombre  para salir del teatro con  la emoción inundándote el cuerpo.  Basta con hacer las cosas con mimo, cariño, pasión, y saber transmitirlo para que llegue al corazón del quien lo observa. 

¡ UN TRABAJO SOBERBIO !




28 abril 2018



REGALITOS DE LA VIDA

No creo en el destino.

Me resulta difícil imaginar que cada uno de nosotros tenemos un final ya marcado, 

que todo lo que nos ocurrirá con el paso de los años ya tiene un guion cerrado.

Creo en la suerte, el azar y lo inesperado.

Creo en lugares desconocidos que se convierten en refugios adorados.

Los míos son los teatros.

Creo en la existencia de momentos maravillosos no planeados, 

tanto que los repasas constantemente con la esperanza de nunca olvidarlos. 

A veces tan rocambolescos que parecen planificados por un duende que

a escondidas vela por alegrar tu aburrimiento diario. 

Esos momentos me los da el teatro.

Cuando un actor fija su mirada en la mía, 

hace que sufra por su emoción y su llanto, 

me guiña un ojo, me sonríe o me pregunta algo desde el escenario,

de repente me convierte en un animal que devora lo representado.

Y consigue transformarme en un ser vulnerable y amado. 

Y sus silencios me hablan,

su voz me toca,

su pulso llega a mi pecho, 

y tiemblo y me vuelvo de barro.

Creo en las personas que la casualidad coloca a tu lado. 

¿Dije "la casualidad"?, 

perdón, quise decir el teatro.

Y mientras el teatro esté cerca,

seguiremos improvisando.


Fotografía de Mathias Mahling 
@glory.of.disrepair en Instagram



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17 enero 2018


VENUS
de Víctor Conde
Editorial Acto Primero




Una Reina Maga que cohabita conmigo, que vela por mí cuando nadie lo hace e intenta ser real, a pesar de no serlo, me regaló estas Navidades VENUS, de Víctor Conde. La reina me conoce bien y sabía que quería comprarlo desde Septiembre, cuando se editó. A pesar de que fue previsora y no tardó demasiado en pedirlo (tenía que venir desde Madrid), no llegó para el día de Reyes. Así que mis ansias por tenerlo crecieron. Pero cuando llegó, yo andaba inmersa en la lectura de un libro (que no citaré), considerado como obra maestra dentro de la narrativa contemporánea, de ésos que todo el mundo dice que hay que leer. Pues bien, a mí me ha costado un horror acabarlo. Y por fin, terminado, hoy comencé VENUS. Lo he leído en una tarde, con un café (aunque habría estado mejor una cerveza, un vino bueno, caro o una copa de champán, con un collar de guirnalda navideña al cuello). Al terminar no he podido por menos que escuchar "Hallelujah" de Leonard Cohen.

VENUS es teatro, porque el teatro también se lee. Se estrenó el año pasado en el Teatro Pavón-Kamikaze de Madrid (los kamikazes nunca defraudan, fíate de lo que eligen). Además sigo el trabajo de Víctor Conde desde que lo conocí a través de "El Cabaret de los Hombres Perdidos", maravilloso espectáculo. También sigo el trabajo de Editorial Acto Primero desde que se creó, y me parece muy interesante. Todo buenas coincidencias. No podía ser de otra manera, ¡me ha encantado! 

VENUS  habla de algo que me apasiona, el tiempo. De cómo lo aprovechamos o malgastamos. De cómo hacemos o dejamos de hacer cosas que nunca se repiten, que nunca vuelven, porque creemos tener todo el tiempo del mundo, y no es así. De cómo amamos y nos olvidamos de amar porque no hablamos, porque no compartimos, porque no nos entendemos, porque no nos esperamos. No tenemos todo el tiempo del mundo, porque algún día moriremos, y puede ser temprano o tarde. VENUS habla de amar, amar sin miedo porque es lo único que merece la pena, y yo estoy de acuerdo. También habla de nostalgia, de recuerdos, de sentimientos ligados a una canción, a una película. ¿Quién no los tiene?

¿Qué pasaría si tuviéramos la oportunidad de retroceder en el tiempo y poder así entender muchas cosas que de ninguna otra forma pueden comprenderse? El viaje en el tiempo con el que Víctor Conde nos hace viajar en el libro está estructurado de manera brillante. Y a diferencia de lo que me suele pasar cuando leo teatro que no he visto, el personaje de Jorge es tan real en mi cabeza que no dejo de ver constantemente a Antonio Hortelano, durante todo el libro. 

Un viaje maravilloso. Enhorabuena Víctor Conde, precioso libro. Sigue escribiendo por favor.