LA PIEDRA OSCURA de Alberto Conejero
RAFAEL.- Cuando todo haya terminado. Si lo lográis, si ganáis esta guerra que habéis querido, ¿qué vais a hacer
luego? ¿Cómo vais a vivir con toda esta sangre bajo
los zapatos? ¿Cómo os vais a abrazar a vuestras mujeres por la noche? ¿Cómo vais a mirar a vuestros hijos
a la cara y les vais a decir “yo maté a mil hombres”?
SEBASTIÁN.- Yo no he matado a nadie.
RAFAEL.- ¿Cómo vais a vivir el resto de los días?
SEBASTIÁN.- ¿Cómo voy a vivir el resto de los días? No lo
sé, no lo sé. Dímelo tú, dímelo tú si es que lo sabes.
Porque yo no soy capaz de imaginarlo. Vi cómo mi
madre caía en el suelo y seguí corriendo. No me detuve. No me acerqué a levantarla. No me acerqué a
mirarla por última vez. Salí corriendo. Sólo pensaba
en salvarme. Pensé que era la voluntad de Dios. Que
yo debía salvarme para que la existencia de mis padres
tuviera un sentido. Pero ahora no logro dormir sin escuchar su voz y no entiendo lo que dice, no entiendo
qué quiere decirme.
...
RAFAEL.- No entiendes nada. Ni tú ni ninguno de los salvajes que te acompañan. ¿Por qué a él?
¿Por qué tuvisteis que matarlo a él? Había intentado
llamarlo desde Donosti. Nadie sabía decirme nada. Mi
hermana me dijo que había preguntado por mí en julio, antes de que todo esto empezase. Un amigo me
dijo que se había bajado a Granada, con su familia. Me
tranquilicé. No estaba solo. Cuando regresé mi padre
me dio la noticia: “Han matado a tu amigo el poeta”.
Mi hermana María lloraba sentada en una silla. ¿Qué?
Han matado a Federico, han fusilado a Federico.
Mentira. ¿Por qué iban a matarlo? ¿Por qué iba a alguien querer matar a Federico? ¿Qué ha hecho él?
¿qué os hizo él? Salí de casa y me puse a correr. Hasta la Gran Vía. Llegué a casa de unas amistades. “Mi
padre se ha vuelto loco. Dicen que han matado a Federico”. Y se callaron. No sé qué hice luego. Me encontró Modesto en el café de Correos. Resolviendo
problemas, ecuaciones en una servilleta. Cosas de la Escuela de Minas. “Rafael, tienes que volver a casa”
me dijo. ¿Volver a casa? ¿Qué casa? El mundo se había deshecho bajo mis pies y me parecía que todo flotaba en el aire. No pude despedirme. Pensé que como
siempre nos acabaríamos encontrando...
Si te interesa: artículo sobre la obra editado en éste blog en Diciembre de 2016.
Si te interesa: artículo sobre la obra editado en éste blog en Diciembre de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Deja tu opinión!