05 noviembre 2017

SHAKESPEARE EN BERLÍN


SHAKESPEARE EN BERLÍN

Dramaturgia y Dirección: Chema Cardeña
Intérpretes: Chema Cardeña, Juan Carlos Garés e Iria Márquez
Lugar: Teatro de La Estación




La historia de tres amigos alemanes, uno de ellos judío, y los cambios que se producen en sus vidas y en su relación por la llegada al poder del partido nazi. 

Martin y Elsa pasarán de vivir sin demasiados lujos a encontrar una buena posición en la sociedad alemana gracias a su trabajo en UFA (estudio cinematográfico de gran importancia en la Alemania de la época). Leo por el contrario, perderá su trabajo de actor, su familia y se verá obligado a esconderse por su condición de judío. En ese momento acudirá a pedir ayuda  a lo único que le queda, sus amigos. Pero Martin y Elsa no estarán dispuestos a poner en peligro su vida y la de su hijo por ayudarle a él. Ambos pedirán a Leo que se vaya y no vuelva. Así lo hará, pero regresará después de años y les visitará de forma inesperada para dar "a cada uno lo suyo", como decían las letras de la entrada del campo de concentración donde fue a parar y del que consiguió salir con vida.

La obra va alternando los tiempos de representación de los personajes con vídeos en los que habla un hombre, (después descubrimos que es el propio Leo), que vivió los hechos y los recuerda desde Buenos Aires. Vídeos que sirven para situar al espectador en cada período de tiempo en que discurren las distintas partes de la representación. Desde el inicio de los hechos en el año 1933, pasando por la Noche de los Cristales Rotos, la deportación de los judíos y llegando a los juicios de Nüremberg en el año 1946.

La escenografía es siempre la misma, el salón de la casa de Elsa y Martin, pero los cambios de vestuario y la caracterización de los personajes hacen muy fácil interpretar las variaciones que se van produciendo en la vida de los mismos.

Las interpretaciones son magníficas. Los tres actores, a través de un trabajo excepcional que se percibe como real, nos ofrecen el privilegio de compartir la historia como si por la ventana del edificio de enfrente estuviésemos mirando y escuchando. 

El final es sobrecogedor y hace reflexionar más, si cabe, que durante el resto de la historia. ¿En qué momento dejamos de razonar para justificar lo injustificable?¿Cuándo las circunstancias nos hacen perder toda nuestra honestidad y actuar de manera imperdonable? Probablemente, durante varias veces a lo largo de la obra, nos preguntemos si haríamos lo mismo o si por el contrario tendríamos la valentía de ser ante todo humanos, especialmente empáticos y con la gran virtud de poder llegar a tener una actitud heroica por salvar el pellejo a otro. No es sencillo hacer que el espectador se interrogue a sí mismo con tantas preguntas y ellos lo consiguen. En ningún momento me sentí con el poder de juzgar a ninguno de ellos, quizás por eso, porque realmente uno se está juzgando a sí mismo.

Y finalmente preguntarse, ¿existe odio, venganza, rabia o lo único válido es que la barbarie no continúe? 

"A cada uno lo suyo", dice Leo desde Buenos Aires. Decide tú que significa. Y por supuesto, para hacerlo, ves a verla si tienes oportunidad.




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